Abriste los cielos
Abriste la tierra
Asustaste los coyotes
Que me perseguían en la noche,
Dejé de correr por llegar a la meta.
Los ángeles dejaron de tocar las
Trompetas del fin de los días.
El insomnio desapareció y llegaron
Las noches calmadas acompañadas
Por la brisa.
La cabeza arde no de jaqueca
Sino de fiebre.
La luna brilla más fuerte que nunca,
Mareado por su luz.
El mundo mareado por sus mentiras
Y yo aquí en el paraíso aislado de las mentiras ,
sintiendo
El día , la noche , sin mediar palabra
Os miro y sonrío por dentro.
Las cartas me fallan, pero otras cartas
Me persiguen y yo ando despacio
Para que me alcancen,
Miedo a que las cartas vuelvan a ser buenas
Y los coyotes vuelvan a perseguirme, en las noches
De otoño.